28 enero 2024

Los Ángeles en M. María Evangelista

 

EXPERIENCIAS EXTRAORDINARIAS CON LOS ÁNGELES EN LOS

TEXTOS DE MADRE MARIA EVANGELISTA

Seminario entre el Cielo y la Tierra: 

Un acercamiento a la angelología. Textos de María Evangelista

Artículo de  PATRICIO PÉREZ FERNADEZ


INTRODUCCION

Con la lectura y estudio de la obra "Ángeles y Demonios. Criaturas Espirituales" del Prior de la Abadía del Valle de los Caídos O.S.B. Santiago Cantera Montenegro, podemos adentrarnos y descubrir un tema religioso, que no solamente aparece en el catolicismo, y que aun hoy en día está rodeado de mucha incredulidad, imaginación, fantasía, superstición, devoción o fanatismo. Incluso dentro de la Iglesia católica encontramos ideas, pensamientos y afirmaciones contrapuestas contra la existencia, ya no de los ángeles, sino del mismo demonio o del infierno por parte de algunos sacerdotes, equiparando su identidad como una fuerza, un estado de impureza, una representación del mal, etc... Si creemos en la existencia de los ángeles, creemos en la existencia de los demonios, que no son sino ángeles caídos en la rebelión contra Dios. En el prólogo inicial del libro del padre Cantera, se menciona una frase del teólogo alemán A. Winklhofer, que puede resumir perfectamente y concluir este planteamiento, que dice: "Si quisiéramos desembarazarnos de los ángeles, se debería revisar radicalmente la misma Sagrada Escritura y con ella toda la historia de la salvación". Si negamos esto, negamos una realidad que el propio Magisterio mantiene y cree desde la fe revelada en la Sagrada Escritura, dogma de fe por el Credo apostólico, y verdad existencial en el Catecismo de la Iglesia Católica: "La existencia de seres espirituales, no corporales, que la Sagrada Escritura llama habitualmente ángeles, es una verdad de fe. El testimonio de la Escritura es tan claro como la unanimidad de la Tradición" (CCE. 328).

EL ESTUDIO DE LA OBRA "ÁNGELES Y DEMONIOS"

El libro propiamente es un estudio de las criaturas espirituales basado en las fuentes que expone concisamente, analiza la teología de los ángeles y demonios, detalla la problemática que existe con su creencia desde un punto de vista histórico, y contiene un apéndice de oraciones a los ángeles que ha recopilado para su práctica.

El autor trata un tema teológico y desde la teología, creyendo que la comunidad creyente necesita saber de las criaturas espirituales por lo poco que actualmente se hablan de ellas y que aún despierta gran interés. Desde niños hemos oído hablar de los ángeles, nos enseñaron a rezarles y muchas personas mantienen ese hábito en su día a día, y se siguen enseñando y transmitiendo a los hijos y los nietos. Los ángeles se encuentran representados en nuestro patrimonio artístico: pinturas, esculturas, mosaicos, iconografía, imágenes en las Iglesias, etc... Los ángeles han acompañado al hombre desde su creación, pues fueron creados antes que el hombre. Y como parte del cometido que Dios les encomienda, han participado en su caminar, desarrollo, en su protección física, y en la lucha y combate espiritual contra el mal; ya que influyen sobre el hombre, dependiendo que sean ángeles buenos o malvados, algo permitido por Dios para poner a prueba nuestra fe y llegar al triunfo del bien. Los ángeles y los demonios han estado presentes hasta en la vida terrenal de Jesucristo de forma visible e invisiblemente: los ángeles anuncian y cantan el nacimiento de Jesús; se sometió a las tentaciones del demonio en el desierto; durante su vida pública realizó numerosos exorcismos; san Lucas cuenta como en la Pasión un ángel le consolaba; y fueron los ángeles los que anunciaron la Resurrección de Jesucristo.

En contraste con la falta de fe, en algunos sectores incluso eclesiásticos, nos descubre cómo hay un resurgimiento fuera del ámbito católico en las corrientes espirituales neognósticas como la New Age (Nueva Era), donde nos advierte que ensalzan a los ángeles, pero desvirtuándolos de cómo realmente son: criaturas espirituales creadas por Dios desde el principio de los tiempos. O también el satanismo moderno de las sectas satánicas, con la potenciación del mal y en donde el maligno busca expandirse; prácticas esotéricas para abrir las puertas al demonio, y en la falta de fe de la sociedad donde surgen espiritualidades que buscan otros "sucedáneos" que cubran su necesidad y encuentran en el espiritismo, la adivinación o la hechicería, su falta de Dios.

El libro trata la angeología con los dogmas de la teología pero usando un lenguaje muy asequible para cualquier lector, a modo de libro de instrucción o formación, para que los católicos podamos conocer mejor este tema. En la doctrina católica tenemos como dogma la creencia de los ángeles y los demonios, y lo atestigua desde la Escritura, la Tradición y el Magisterio. Al rezar nuestro Credo diciendo: "Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible" en “el cielo” tenemos implícito el reconocimiento de la creación y la existencia de los ángeles; y en su continuación la referencia a "lo invisible" es claramente identificativa con los ángeles. La existencia de los ángeles es una verdad asumida por la fe; está afirmada en la Sagrada Escritura en múltiples citas, y se encuentra en la Tradición y el Magisterio de la Iglesia: en los Concilios y por los Papas (el padre Cantera dedica a nuestros tres últimos Papas: san Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, sendos capítulos de sus enseñanzas sobre los ángeles y los demonios). La obra refleja también la constancia espiritual del acompañamiento, guía y experiencia personal de los ángeles en la vida de los santos; y en contraste también las tentaciones del demonio.

El padre Santiago nos muestra que también podemos creer en los ángeles por la razón, para ver que existen unos seres intermedios espirituales entre Dios y el hombre. Esta prueba la aporta santo Tomás de Aquino, a quien se le llama el doctor angélico. El afirma que en la creación existe un orden jerárquico en todo lo creado por Dios; de igual forma que demuestra por la razón la existencia de Dios, enseñándonos a los seres creados en escala, se pasa de una perfección a otra mayor: seres inanimados, seres vivos vegetales, animales, el hombre y la siguiente escala de perfección no puede ser Dios, porque existe un orden intermedio que son creaturas puramente espirituales: los ángeles.

En la segunda parte del libro nos habla de los demonios, y cómo también incluso se niegan en la iglesia católica, por parte de algún sacerdote inclusive, presentándolos como mito o símbolo; o identificar el mal como algo abstracto. Y en contrate con todos ellos está la proliferación de las sectas satánicas, culto al Diablo y el mal, que es una realidad en nuestra sociedad. Él nos remite al poeta francés Charles Baudelaire que expresó perfectamente: "El más bello ardid del Diablo es persuadirnos de que no existe"; frase que repite san Juan Pablo II en su papado y a la que remite en su Carta Apostólica "Parati semper". El Magisterio de la Iglesia, Sagrada Escritura y Tradición siempre ha mantenido la existencia del Demonio y de otros ángeles malignos, junto a la existencia del Infierno. Y se encuentra reflejado en el Catecismo de la Iglesia Católica: cuando se habla del ángel caído "llamado Satán o diablo, que primero fue un ángel bueno, creado por Dios", pero se reveló contra Dios junto a otros y su pecado fue su caída porque "rechazaron radical e irrevocablemente a Dios y su reino" (cf. CCE. N. 391-392). Nos recuerda además de donde procede la rebelión de los ángeles contra Dios: del pecado de la soberbia y la envidia. La soberbia de querer ser como Dios y la envidia hacia el hombre; hecho que va a producir ese ataque del demonio hacia el hombre con permisión divina constante, y que será para el bien del hombre. Se cree, aunque no sea dogma, que la envidia de Luzbel y los ángeles se produce cuando conocen que el Hijo de Dios se iba a encarnar; y siendo el ángel por naturaleza superior al hombre algunos no aceptaron esto de dar culto a un hombre-Dios, no llegando a alcanzar éstos la gloria de la bienaventuranza que el resto alcanzaron para quedarse siempre junto a Dios; y en su caída, su pecado y su derrota, fue arrojado definitivamente al infierno.

Finalmente, en la tercera parte del libro, nos muestra que existe testimonio histórico de seres espirituales, en todos los pueblos, culturas, civilizaciones y religiones; en donde siempre han creído la existencia de espíritus superiores al hombre e inferiores a su divinidad: tanto de signo bueno, como de signo maléfico. Son representados de diferentes formas, pero similares a nuestra humanidad y con forma alada, denominados de otras formas o igual que los denominamos nosotros: genios, ángeles, espíritus, demonios...

Sus conclusiones nos enseñan que los ángeles forman parte de nuestro entorno y están con nosotros, aunque no los veamos o los oigamos, ya que no todo el mundo tiene experiencias extraordinarias espirituales. Los ángeles son criaturas espirituales puras creados por Dios para servirle, adorarle, amarle; y para guiar y ayudar a los que nos encontramos por debajo de ellos: a los hombres. Dios nos ha dado a cada uno un ángel de la guarda, al que podemos hablar, rezar, dirigirnos a él, pedir lo que necesitamos... algo que nos enseñaron desde niños y que podemos seguir haciendo. Y todas las jerarquías de los ángeles que sabemos que existen tienen que ser confidentes nuestros, para orientarnos en nuestro camino y poder llegar a la dicha eterna de la que ellos gozan, junto a Dios.

Junto a esta existencia buena, también debemos estar alerta por la existencia de los demonios, tan real como la de los ángeles. Los demonios, ángeles caídos al infierno sembradores del mal, que nos tientan y acechan para apartarnos del camino de Dios. San Pablo lo advertía ya en su Carta a los Efesios: "nuestra lucha no es contra hombres de carne y hueso, sino contra los principados, contra las potestades, contra los poderes mundanales de las tinieblas, contra los espíritus malignos del aire" (Ef. 6, 12). No debemos olvidar que el mal, sigue actuando en todo nuestro entorno cotidiano; incluso forma parte de aquellos que atacan el cristianismo o lo persiguen, porque tiene un trasfondo de actuación del mal o diabólico, para que esto ocurra. Y de nuevo recordar que en el combate contra el mal tenemos de aliados a los ángeles, a los que siempre podemos recurrir pidiendo su protección; junto a María, que es reina de los ángeles.

ESCRITOS SOBRE LOS ANGELES DE MARIA DE SAN JUAN EVANGELISTA

Madre María de San Juan Evangelista o Madre María Evangelista (1591-1648), fue monja cisterciense y fundadora del Monasterio de la Santa Cruz en Casarrubios del Monte (Toledo), que tuvo una vida sencilla ejemplar y en amor al Señor; y que falleció en olor a santidad habiendo tenido durante su vida varias experiencias extraordinarias espirituales de relación con los ángeles; de dialogo interior entre la Trinidad; y revelaciones de nuestro Señor Jesucristo, Nuestra Madre la Virgen María o los santos; y que ella misma puso por escrito por indicación del padre Bivar. Madre María Evangelista se encuentra en proceso de beatificación desde 2014. De estos escritos ha hecho un estudio y nos presenta una selección de sus "Textos sobre los Ángeles" el padre D. Jesús Ramón Folgado, en el que podemos comprobar que mantenía un diálogo con ellos, nos desvela sus nombres, y como mantiene una especial relación con la Eucaristía, llegando incluso a llevarle los ángeles físicamente, la comunión eucarística.

CONTRASTE ENTRE LAS EXPERIENCIAS DE MARIA SAN JUAN EVANGELISTA Y EL ESTUDIO DE LOS "ANGELES Y DEMONIOS" DE SANTIAGO CANTERA

Para profundizar en la realidad de ambos textos, vamos a contrastar las experiencias con los ángeles de María san Juan Evangelista con el estudio de Santiago Cantera; para poder comprobar como existe todo tipo de información y detalles revelados que pertenecen al estudio teológico de la angelología, y que difícilmente pueden encontrar explicación, sino divina, de cómo una simple monja humilde y sin una formación teológica, puedo llegar a tener ese conocimiento y verdad revelada. Es un claro ejemplo de cómo podemos encontrar experiencias personales en la vida espiritual de algunos santos, aunque ella aún esté en proceso de beatificación; pero de igual forma estas experiencias extraordinarias son un hecho que se manifiesta en la vida espiritual y en la vocación monástica; lo que detalla el padre Cantera en sus Capítulos 10 y 11.

Con el objetivo de poderme remitir a los textos utilizados, hare referencia de los mismos asignándole siglas de la siguiente forma: (AyD) para el libro "Ángeles y Demonios" Criaturas Espirituales de Santiago Cantera; y (TA) para los "Textos sobre los Ángeles" de Jesús Ramón Folgado.

La caída de los ángeles malos

Así, en las experiencias extraordinarias de Madre María Evangelista encontramos revelaciones, cuyo contenido forma parte del estudio de la teología cristiana. En una de ellas el mismo Señor le revela cómo aconteció y describe el momento en la Creación de la separación entre ángeles y demonios (TA. 24-26) y la razón por lo que ocurrió: el conocimiento de la Trinidad, la Humanidad de Cristo y la Cruz, siendo invitados a adorarla; en donde unos lo hicieron y otros se rebelaron (TA. N.18 80-81 - N. 68 94-95). El capítulo 19 (AyD 141-148) sitúa este acontecimiento en los inicios de la Creación, y explica cuál fue el pecado de los ángeles: la soberbia y la envidia; y aunque no se encuentre como dogma de fe, los padres de la Iglesia piensan que se negaron a aceptar la encarnación del Hijo de Dios, considerando al hombre inferior en su naturaleza para ser ensalzado por Dios. También se encuentra desarrollado así en los textos de Madre María Evangelista (TA. N. 60 93).

La existencia de los ángeles: los ángeles en la Sagrada Escritura

Una de las pruebas que el Magisterio, la Tradición y las Sagradas Escrituras nos enseña de la existencia real de los ángeles y los demonios se encuentra en el Nuevo Testamento, y en la presencia narrada de acompañamiento en la vida de Jesucristo: el ángel Gabriel en la encarnación (Lc. 1,5-38), el anuncio a los pastores y en el nacimiento cantando gozosos a Dios (Lc. 2, 8-14), en el sueño de san José (Mt. 1, 20-21), el que le avisa para que huyan de Herodes (Mt. 2,13). Y más testimonios junto a Jesucristo sirviéndolo y asistiéndolo: después de las tentaciones del desierto (Mt. 4, 11), en la agonía del huerto de los olivos (Lc. 22, 43) o fueron los ángeles los que anunciaron la resurrección de Cristo. Testimonios recogidos en el Capítulo 2 por el padre Cantera (AyD. 2 30-33). Igual testimonio recoge Madre María Evangelista de un hecho concreto, y es como un ángel asistió para fortalecer a Jesús en sus horas previas de agonía en el huerto de Getsemaní; y ella le escucha narrar como aconteció ese momento del ángel con Cristo. Es muy bonito el relato de como el ángel muestra su admiración al ver en el interior de su alma la obra de la redención a la que se iba a someter Cristo (TA. N. 22 82-85).

La jerarquía y los coros angélicos

Otra de las cosas únicas y especiales que muestran los textos de Madre María Evangelista es que nos dice los nombres de muchos ángeles con los que mantiene sus diálogos: Fortaleza, Alegría, Infinito, Paz, Vida, Gabriel, Presteza, Luz , "El que tiene en el Señor", "El que es" y "El que no tiene Ser". Son ellos los que le indican la importancia de su nombre, como cuando le pregunta a "El que tiene en el Señor", que puede aplicarse a todos los ángeles y le contesta que es el Señor quien da los nombres y su significado expresa en

donde resplandece más esa virtud (TA. N. 44 64-65 y N.67 66-69)). No tenemos una referencia exacta de esto en el estudio de Santiago Cantera, salvo que en su clasificación de jerarquías y coros angélicos (AyD 51-57) nos enumera los nombres de cada coro, pero no sus nombres personales; algo que solo nos han trasmitido en la Sagrada Escritura de los arcángeles, que el Libro de Tobías dice que son siete, y en los relatos apócrifos del AT encontramos sus nombres: Miguel, Rafael, Gabriel, Uriel, Baraquiel, Yehuiel y Zeadquiel. Por lo tanto, los escritos de Madre María Evangelista nos indican que entre todas sus relaciones angélicas habla con el arcángel Gabriel, que es el designado por Dios para trasmitir el anuncio de la salvación a María en la encarnación; pero solamente encontramos en los textos aportados una referencia a él y que ella misma desvelará: que él es la estrella que guio a los magos de Oriente hasta el Enmanuel recién nacido (TA. N.7 42-44).

Gracia y gloria en los ángeles. El conocimiento angélico y la Contemplación de Dios

Dentro del apartado de "Misericordias de Dios comunicadas" a Madre María Evangelista, la N. 6 (TA. 41-42) comunica la grandeza de Dios rodeado de los coros de los ángeles, y que ellos se alimentan del sustento divino celestial gozando de su presencia. El capítulo 6 (AyD 49-50) nos aclara cómo los ángeles gozan del estado sobrenatural de encontrarse en contemplación eterna con Dios, que sólo gozan aquellos que no cayeron en el pecado de Luzbel, y que completaron recibiendo la bienaventuranza en su perfección angélica de la que gozarán eternamente y por la que nunca podrán pecar. Y en continuidad, el capítulo 7 (AyD 51-58) nos da una extensa descripción de las jerarquías de coros angélicos que existen y que encontramos en la Biblia y la Tradición dividida en nueve coros: serafines, querubines, tronos, virtudes, dominaciones, potestades, principados, arcángeles y ángeles. En el estudio de los padres de la Iglesia se jerarquizan de acuerdo a aquellos que están más próximos a Dios y definen sus funciones; algo en lo que el padre Cantera profundiza en el Capítulo 4, donde analiza la naturaleza del entendimiento de los ángeles y el significado del conocimiento angélico en la contemplación en Dios y el Verbo divino (AyD 40-45). La Madre María Evangelista nos habla también de la función del canto de los coros de los ángeles, diciendo que salmodian lo mismo que nosotros; y como su conocimiento de Dios les llena de una gracia tan grande que sólo gozan de su estado continuo de estar alabando a Dios (TA. N. 16 49-50); llega a especificar que cantos, y son de alabanza a Dios como el "Te Deum Laudamus" (TA. N.14 79).

En extensión al conocimiento y contemplación de Dios, Madre María Evangelista describe la exaltación gloriosa del Hijo tras su encarnación, pasión, muerte y resurrección (TA. N. 46 52). Su humanidad santísima se postró en humildad ante el Padre, a quien había ofrecido todo; y obtenía la adoración de los ángeles. Amplio tema que desarrolla el padre Cantero en su Capítulo 4 (AyD 40-45): los ángeles contemplan la Trinidad, y la aman y tiene conocimiento pleno de su verdad inmutable. El ángel muestra un conocimiento del Verbo natural y de gloria; y este entendimiento y visión les da su felicidad, beatitud y bienaventuranza. En otro Texto de Madre María Evangelista, hace una descripción detallada de algunos de los coros angélicos, y como están absortos de estar junto a la grandeza del Señor; y extrapola su bienaventuranza a la que dará a las almas que se mantengan con Él, llenándolas de su Ser, cuando el alma se aparte del cuerpo y muera, porque su destino final será contemplar la luz del Señor. Los ángeles están sustentados de Dios, manjar de vida eterna, donde el alma humana ya no necesitará ningún que otro sustento (TA. N.38 57-62- N. 41 62-64).

Los ángeles y la vida espiritual

Los momentos más especiales de sus experiencias extraordinarias espirituales, solían sucederle a Madre María Evangelista en el contexto de la oración personal, del coro cenobítico; o en la celebración de la Eucaristía, o el momento de su recogimiento en la Misa. De ahí posiblemente su experiencia mística fomente la espiritualidad del culto eucarístico. Es una gracia mística que recibía en numerosas ocasiones de su oración; llegando a recibir la propia comunión eucarística de manos de los ángeles en múltiples ocasiones, como se recoge en el apartado "Misericordias de Dios Continuadas" (TA. N. 10 71-72 - N. 11 73-74 - N. 12 74-76 - N. 13 76-78 - N. 14 79).

Los ángeles de la guarda o ángeles custodios, y el Número de los ángeles

En el apartado de "Favores y mercedes que nuestro Señor hizo a la Venerable Madre María Evangelista" tenemos gran cantidad de referencias de los ángeles que igualmente se encuentran en el estudio del padre Cantero: "Los ángeles que te he dado por guarda son los leones fuertes que te defienden" = los ángeles de la guarda o custodios y su misión de protegernos (AyD 68). Sobre los custodios defendiendo las almas a la hora de la muerte: "...a la hora de la muerte era mayor la solicitud que tenían de las almas, y que estaban como un soldado, defendiéndolas y deshaciendo cuanto los demonios entonces las turbaban. Y que aún en el Purgatorio condecía nuestro Señor las consolasen" = La acción de los ángeles custodios (AyD 71-73). El número de los ángeles: "Mostró una infinidad de ellos (eran más que los hombres) que llenaban todos los campos y mostraban tristeza" = No es posible determinar con exactitud el número de los ángeles, pero si se sabe que es inmenso, según testimonios de la Sagrada Escritura (AyD. 35). Continúa expresando la gran cantidad de ángeles que se le permite contemplar a María Evangelista en la continuación de textos recopilados: "Misericordias de Dios Reveladas" y los describe así: "estaban como enlazados tantos espíritus... y eran tantos que (solo) el que los crió los podía contar... eran tantos como las aguas cuando caen muy menudas... (TA. N.38 57-58).

En referencia a los ángeles custodios o de la guarda, Madre María Evangelista revela que el Señor le ha dado cuatro: Ser, Fortaleza, Alegría y Presteza (TA. N. 28 86-87). Podemos saber por tradición y así lo refleja Santiago Cantera, que al menos todos tenemos uno, para asistirnos y guiarnos. El propio Catecismo de la Iglesia Católica recoge una cita de san Basilio Magno que así lo indica: "Cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducirlo a la vida (S. Basilio, Eun. 3, 1)" (CCE. 336) (AyD. 9, 68).

Santa María, reina de los Ángeles

Madre María Evangelista relata ver en la gloria a María Santísima; en donde la describe junto a los ángeles como la Señora de los ángeles: Madre de todos y como a todos les daba sustento (TA. N. 59. 65). El capítulo 14 del libro del padre Cantera está dedicado a la Virgen María, que aunque en el orden de la naturaleza humana estaría por debajo de los ángeles, fue elevada por encima de ellos por la virtud de su maternidad divina, siendo coronada Reina del Universo por Dios, como Reina de los Ángeles en el cielo (AyD. 110-112). Sin embargo hay un dato más que recogen los textos de Madre María Evangelista, y es que manifiesta cómo en la caída de los ángeles, María había influido de igual forma en la envidia de que el Hijo de Dios fuese levantado por el Padre sobre todos los espíritus celestiales; porque también negaron que a su Madre, pura criatura, se la diese por Reina y superior de todos ellos; y en esta lógica del pecado de los demonios, encaja perfectamente este dato (TA. N. 70 96-97).

Los demonios. Acción de los demonios sobre los hombres

La segunda parte del libro de Santiago Cantera está dedicada a los demonios. Y de igual forma que previamente nos ha mostrado como los ángeles, que se manifiestan, acompañan la vida espiritual de los santos y las personas entregadas a una vida religiosa; también éstos sufren la acción de los demonios para ponerlos a prueba, actuando por permisión divina (al igual que el resto de los mortales pero con más insistencia en ellos para que fallen en su camino de santidad); y lo hacen de tres maneras: la tentación, la obsesión y la posesión, añadiendo algunos exorcistas de nuestro tiempo la vejación u opresión. (AyD 149-160). En Madre María Evangelista encontramos su testimonio de opresión de los demonios en el N. 8 de las "Misericordias de Dios comunicadas". En ella manifiesta que un espíritu le habla, diciéndole que es grande, y que parece tomar la figura del Señor buscando engañar su alma. En conversación con el ángel que la acompaña éste le dice que le conoció previamente porque formaba parte de su coro, el quinto, antes de su caída. Y Madre María le pregunta porque Dios permite esto, contestándole el ángel que es fácil distinguirlos en el engaño, aunque haya almas caídas en él; entonces le relata el caso de quien vive embelesada, pero sin luz verdadera viviendo engañada por el demonio. Madre María Evangelista le cuestiona si esta persona se conoce poseída, a lo que el ángel contesta que no: pero permanece a su lado y le tiene el alma cautiva. Analizando los datos que se recogen encontramos lo que explica el padre Cantero de la llamada obsesión diabólica: contra personas santas, con influencia constrictiva psíquica o física; produciendo efectos como turbar el alma. Acción demoniaca que se debe a la envidia y soberbia del demonio ante las almas santas, y de la que todos debemos guardarnos.

CONCLUSIONES FINALES

En mis conclusiones personales finales, solo puedo constatar que los Textos sobre los Ángeles de Madre María Evangelista son muchos más que unas visiones místicas, sino que se tratan de formas de revelación divinas. No puedo saber con exactitud, al no haberla estudiado, los conocimientos que posteriormente hubiese podido obtener ella en su vida, en su tradición monástica, en su lectura vocacional o en libros de oración; pero todo ello no le quita la importancia de cómo relata y lo que relata, que sin duda va más allá de su experiencia racional para entrar en ese estado místico que pueda permitir la revelación y que se ha dado en otros santos con experiencias espirituales similares. En la vida de clausura monástica, en algunos casos especiales, se ha producido lo que conocemos por el “fenómeno deperolapara elloremini debe darse un conocimiento previo de quien le acontece; algo que parece muy distante en este caso de una monja lega, que pasa a monja de coro, por lo que sabría leer; pero no se demuestra que tuviera una formación o educación religiosa amplia previamente; y aún menos en los estudios de la teología angélica, a la que pertenecen ampliamente los conocimientos que demuestra en sus textos.

Las conversaciones con ángeles, la santísima, muestran una autoconciencia de formar parte en los conocimientos del misterio de Dios; algo que lleva a considerarla como alguien que vive muy de cerca y de otro modo que se escapa a nuestra comprensión, la relación con la divinidad.

Patricio Pérez Fernández

Seminario Entre el cielo y la tierra.

Un  acercamiento  a  la  angelología.

11-VI-2022

 

 

BIBLIOGRAFIA:

CANTERA MONTENEGRO, SANTIAGO. O.S.B. Ángeles y Demonios. Criaturas Espirituales. (San Esteban Editorial Edibesa. 2015).

FOLGADO GARCIA, JESUS RAMÓN. Textos selectos sobre los Santos Ángeles. María de San Juan Evangelista Quintero Malfaz. 1591-1648, monja cisterciense, sierva de Dios (Trifolium. 2020).

 

 

 

15 septiembre 2022

La Cruz ilumina todos los misterios de la Vida de Jesús

 

            María Evangelista estaba preocupada porque alguno de sus escritos que hablaban de su vida espiritual, de su oración, habían sido extraídos de su habitación y se estaban divulgando sin consideración. Lógicamente cada persona lo interpretaría a su manera y eso no haría mucho bien a algunos, al menos que no sabrían entenderlo. María humildemente se queja al Señor de que ya estaba muy cansada de este tipo de cosas y la respuesta que escucha, es dura porque la cruz duele, y duele porque pesa; pero es a la vez,  a todos nos  manifiesta la ternura del infinito amor de Dios por el hombre, ilumina el sentido precioso del misterio del dolor en un seguidor de Jesucristo y pone como modelo de esta vivencia a María su Madre. Os invito a leer sin prisa este texto de las Obras de María Evangelista.

        “Estando un día con algunas penas acerca de algunas cosas que yo había oído que pasaban de mí, y recogiéndome en la oración, me quejaba al Señor y le decía: Señor, ¿hasta cuándo tengo de andar en bocas de los hombres? Sentí que interiormente me decían:

Mira qué día es hoy.

Yo dije: Señor, hoy es el día de tu nacimiento.

Y me decían:

Pues mira si desde este primer día de mi vida me faltaron a mí dichos. Mira si me dejaron los hombres jamás de traer en sus bocas. Unos decían que Yo era el Jesús deseado; otros persiguiéndome; unos que era y otros que no era, de manera que hasta que me pusieron en la cruz no faltaron cosas para decir de mi. Y tú, que eres quien me ha de seguir y que te he prometido ponerte como una figura de mis cosas en mi camino, ¿quieres que  no sea así? En ese caso no es mi camino, porque mi camino es el que yo te doy y es seguir mis pasos con verdad y no solo con deseos. Yo lo quise así para mí y este es el que quiero para ti, porque es el único camino seguro para mis seguidores.

Yo hice un acto de resignación en el gusto del Señor.

Y el Señor me dijo:

Esta es la disposición que has de tener para nacer yo en tu alma y el alma que tenga esta disposición es mi Madre, porque mes aquella que hace mi voluntad, en ella nazco yo, en esas entrañas puras y sin gusto en lo que no se ha de tener gusto. Solo ha de tener en sí, mi gusto y mi voluntad, como así lo hizo mi Madre, que me seguía y hacía siempre lo que yo quise. Y con eso me conservó y dio calor toda su vida, en la que siempre me estuvo concibiendo. Nunca me echó de su corazón y entrañas, de manera que el calor de sus deseos y la fortaleza de sus obras eran para mí un pesebre vivo que daba calor a mis deseos, que eran los de hacer bien al hombre, y todo se hacía  por el hombre. Mi Madre fue la primera que colaboró en mis obras de redención y  me conservó en ella con actos grandes de virtud, haciendo así el oficio de esposa que dio principio a la Iglesia. Como veía con los ojos del alma los misterios altos de la Santísima Trinidad, allí, en aquel portal, permanecía con grandes ventajas el hombre perdido y ya remediado. Ella veía las cosas y experimentaba los misterios con la mayor profundidad que las vio ninguna criatura”.

M.de Dios R. n º 58