21 diciembre 2012

ENLACES DE LA NOTICIA EN ALGUNOS MEDIOS DE COMUNICACION DE LA iGLESIA

 Se abre  en Toledo el proceso de Beatificacion y Canonización  de la Madre María Evangelista

Oficina de información   
Algnas monjas de la comunidad y detrás  un cuadro de
M. María Evangelista pintado por Juana Aguilera,
 el S. Benito y  el S. Bernardo pintados por el
Hno. Luis , monje cisterciense de Osera.
El lunes 26 de noviembre del 2012  tenía lugar en la Iglesia del Monasterio Cisterciense de la Santa Cruz, la Apertura del Proceso de Beatificación  y Canonización de la Fundadora de dicho Monasterio, M. María Evangelista Quintero Malfaz, natural de la Villa de Cigales, Valladolid.
 
Presidió el acto el Arzobispo de Toledo y Primado de España, monseñor Braulio Rodríguez Plaza.






 
(Iglesia en la que fue bautizada la M. María Evangelista)
 
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PADRE NUESTRO

(Número 1247, diciembre 2012)


Abierto el proceso de beatificación de la fundadora del
monasterio cisterciense de Casarrubios del Monte
páginas 6-7
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Video preparado pro Tere Castañeda

 
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14 diciembre 2012

MEDIOS PARA ALCANZAR EL PERFECTO AMOR DE DIOS


El primer medio y escalón que hay que subir a este alto del perfecto amor de Dios es en lo más ordinario: la limpieza de alma. Aquella que Dios, nuestro Señor, como autor y maestro de este soberano edificio espiritual, infunde en ella y pone de su poderosa mano la primera piedra, purificando la tal alma y preservándola de las caídas y daños que le podían venir de parte del enemigo del linaje humano, desde los primeros años de la edad de su infancia. Este es un gran paso y fundamento para hallar este tesoro.
El segundo medio es edificar con la gracia de nuestro Señor, la cual nunca falta a quien se dispone para recibirla sobre este firme y seguro cimiento y fundamento. Las piedras para este edificio han de ser preciosísimas. La primera, un reconocimiento grandísimo y humildísimo y amorosísimo a aquel grande y benigno Señor, de quien por sola su bondad recibió aquella primera gracia. La segunda será una total resignación y rendimiento de sí mismo, amoroso en la divina voluntad, y un descansar en su Providencia con grande quietud y seguridad. La tercera será una continua memoria de nuestro Señor, suave y regalada, al cual ha de procurar traer siempre presente en los ojos de su alma con grande humildad y reverencia. Las piedras preciosas de tus santas virtudes y ejercicios son de importancia para este soberano edificio.
El tercer medio será que la práctica de todas tus obras y ejercicios espirituales sea siempre lo más perfecto, aquello que supiere o entendiere ser más agradable a la divina voluntad.
El cuarto medio será que el blanco y fin de todas tus obras sea la mayor gloria de nuestro Señor y, en Él y por Él, obre lo que así hiciere.
El quinto medio será la imitación de Cristo nuestro Señor procurando, cuanto sea posible, seguir sus santísimos pasos y pisadas; estando dispuesto para dar, de muy buena gana y con toda voluntad, la vida, cuando a Su Majestad de ello le pluguiere y fuere su santa Voluntad.
sexto medio será que, por todas tus obras, por santas o admirables que sean o aparezcan, no quieras ni pretendas otra cosa ni otro interés más que la gloria o beneplácito de Dios nuestro Señor. Con lo cual te debes dar por bien contento y pagado, aunque por este Señor hubieres dado y padecido El cien mil muertes o más.
Estos son los medios y escalones que hay para subir a este divino alto del perfecto amor de Dios, de las cuales obras y ejercicios virtuosos y santos, hace nuestro Señor una celestial mistura y confección; de donde mana y procede en el alma aquella agua viva de este divino amor, que es un abrazo fuerte y poderoso, y una unión perfecta de Dios y el alma, adonde la memoria, entendimiento y voluntad no saben ni sienten, ni entienden de otra cosa que no sea Dios, o lo que fuere ordenado o dispuesto por este Señor, sean trabajos, sean altos desamparos y cruz, o de consuelos, regalos y suavidad, en todas las cuales cosas ella halla a Dios y Él está presente en ella.
Y no quiero decir que sean excluidos de este tesoro del perfecto amor de Dios los que han sido pecadores y se han lavado y purificado con la verdadera penitencia, y dispuéstose, con la Gracia de nuestro Señor, para recibir esta misericordia. Y sabemos que en la Iglesia de Dios ha habido muchísimos santos a quien Su Majestad ha comunicado esta gracia. Pero hablo yo ahora, en particular, con aquellos limpios de corazón por la mano del Señor, de quien tengo dicho, porque esto es lo que hace a propósito del intento que nuestro Señor me ha dado.

12 diciembre 2012

ORACION PARA PEDIR FAVORES

A M. MARÍA EVANGELISTA
 Si creéis haber obtenido algún favor, os pedimos lo comuniquéis a esta dirección: m.mariaevangelista@gmail.com 


EN ESPAÑOL

Madre María Evangelista (Cigales, 1591 – Casarrubios del Monte, 1648). Ingresó como monja lega en el Monasterio Cisterciense de San Joaquín y Santa Ana de Valladolid, tomando el hábito en 1609 y profesando en 1610. Años después profesó como monja de coro. En 1634 fundó el Monasterio Cisterciense de la Santa Cruz en Casarrubios del Monte (Toledo). Su espiritualidad estuvo marcada por la vivencia de la Cruz del Señor. Así lo transmitió en sus numerosos escritos.

 ORACIÓN 

Dios Padre Misericordioso, que te has dignado comunicar dones inefables a tu sierva María Evangelista, haciéndola copia viva de Jesús Crucificado y revelándole secretos celestiales, concédenos, por su intercesión, la gracia de imitar su amor a Cristo y su entrega generosa por la salvación de las almas. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Se ruega a quienes deseen
comunicar gracias recibidas por intercesión de la
Madre María Evangelista, se dirijan a:

 Monasterio de la Santa Cruz
C/ Monjas, 1. 45950 Casarrubios del Monte
(Toledo - España)



EN INGLÉS 

Mother María Evangelista (Cigales, 1591 – Casarrubios del Monte, 1648). She became as lay nun in the Cistercian Monastery of Saint Joachim and Saint Anne of Valladolid, taking the habit in 1609 and professing in 1610. Years later, she professed as nun of choir. In 1634 she founded the Cistercian Monastery of the Holy Cross in Casarrubios del Monte (Toledo). Her spirituality was marked by the experience of the cross of the Lord. Thus she transmitted it in her many writings.

PRAYER 

God Merciful Father, that you have deigned communicate ineffable gifts to your servant María Evangelista, making her and alive copy of Jesus crucified and revealing her heavenly secrets, grant us, by her intercession, the grace to imitate her love for Christ and her generous dedication for the salvation of souls. We ask this through Jesus Christ our Lord. Amen. 

Our Father, Hail Mary and Glory
Please, those who wish to communicate
graces received through the intercession of the
Mother María Evangelista, point to:

 Monasterio de la Santa Cruz
C/ Monjas, 1. 45950 Casarrubios del Monte
(Toledo - España)


 EN ITALIANO

Madre María Evangelista (Cigales, 1591 - Casarrubios del Monte, 1648). Nel 1609 prese l'abito di sorella conversa nel Monastero Cistercense dei Santi Gioacchino e Anna di Valladolid, professando nel 1610. Anni più tardi ha professato come sorella corista. Nel 1634 fondò il Monastero Cistercense di Santa Croce a Casarrubios del Monte (Toledo). La sua spiritualità fu segnata dall'esperienza della Croce del Signore. Così ha trasmesso nei suoi numerosi scritti.

PREGHIERA 

Dio Padre Misericordioso, che ti sei degnato di comunicare doni ineffabili alla tua serva María Evangelista, rendendola copia viva di Gesù Crocifisso e rivelandola segreti celesti, concedici, per sua intercessione, la grazia d’imitare il suo amore per Cristo e la sua generosa offerta per la salvezza delle anime. Te lo chiediamo per Gesù Cristo Signore nostro. Amen. 

Padre nostro, Ave Maria e Gloria
Si prega che le persone che hanno ricevuto grazie
per mezzo dell’intercessione de Madre María Evangelista di comunicarci nel seguente indirizzo:

 Monasterio de la Santa Cruz
C/ Monjas, 1. 45950 Casarrubios del Monte
(Toledo - España)


EN POSTUGUÉS

 Mãe María Evangelista (Cigales, 1591 - Casarrubios del Monte, 1648). Ingressou como monja conversa no Mosteiro Cisterciense de São Joaquim e Santa Ana de Valladolid, tomou o hábito em 1609 e professou em 1610. Anos depois professou de monja corista. Em 1634 fundou o Mosteiro Cisterciense de Santa Cruz em Casarrubios del Monte (Toledo). Sua espiritualidade foi marcada pela vivência da Cruz do Senhor. Assim transmitiu em seus numerosos escritos. 

ORAÇÃO

Deus Pai Misericordioso, que vos dignastes comunicar dons inefáveis à tua serva María Evangelista, fazendo-a cópia viva de Jesus Crucificado e revelando-a segredos celestiais, concedei-nos, por sua intercessão, a graça de imitar seu amor por Cristo e sua entrega generosa pela salvação das almas. Isto te pedimos por Jesus Cristo nosso Senhor. Amém.


Pai Nosso, Ave Maria e Glória
Pede-se para quem deseja comunicar as
graças recebidas pela intercessão da
Mãe María Evangelista, de escrever para:

 Monasterio de la Santa Cruz
C/ Monjas, 1. 45950 Casarrubios del Monte
(Toledo - España)


FRANCÉS

Mère María Evangelista (Cigales, 1591 - Casarrubios del Monte, 1648). Elle est rentrée comme religieuse laïque dans le Monastère Cistercien de Saint Joachim et Sainte Anne à Valladolid, prise l’habit en 1609 et professant en 1610. Ans plus tard, elle professait comme religieuse de chœur. En 1634, elle a fondé le Monastère Cistercien de Sainte Croix de Casarrubios del Monte (Toledo). Sa spiritualité a été marquée par l'expérience de la croix du Seigneur. Elle l’a ainsi transmis dans ses nombreux écrits.

 PRIÈRE

Dieu Père Miséricordieux, que vous avez daigné communiquer ineffables dons à ta servante María Evangelista, en faisant d’elle une copie vivante de Jesus crucifié, lui révélant des secrets célestes, accorde-nous, par son intercession, la grâce d'imiter son amour pour Christ et son dévouement généreux pour le salut des âmes. Nous te le demandons par Jésus Christ notre Seigneur. Amen.

S'il vous plaît, ceux qui souhaitent communiquer
la grâce reçue par l'intercession de la
Mère María Evangelista, prière joindre:

 Monasterio de la Santa Cruz
C/ Monjas, 1. 45950 Casarrubios del Monte
(Toledo - España)


01 diciembre 2012

CARTA DEL POSTULADOR DE LA CAUSA


 
A la Rev. Madre Abadesa
Araceli Viñambres Franganillo
A las Monjas Cistercienses del
Monasterio de la Santa Cruz
Casarrubios del Monte (Toledo)
 




 
 Estimada Madre Abadesa y estimadas hermanas, seguramente el estar  reunidos es ya un motivo de gozo; y el gozo es mayor por el evento de Apertura del Proceso diocesano sobre las virtudes de la Madre María Evangelista. Fundadora de este monasterio. Me permito de añadir que es un motivo de alegría, el hecho de que para esta ocasión se hayan reunido los diferentes miembros de la familia Cisterciense presentes en España.
Alguno podría preguntarse ¿por qué recordar a una monja del siglo XVII? ¿Qué significado tiene para nosotros, hombres y mujeres del siglo XXI, introducir la Causa de esta monja que vivió siglos pasados? ¿No, es quizás, perder el tiempo con tantas necesidades que cercan a la Iglesia, a la Orden y al mundo?

Trato de responder a estas preguntas con una frase de Bernardo de Chartres: «Somos comos enanos a hombros de gigantes, por lo que podemos ver más cosas y más de lejos de lo que ellos vieron no, porque nuestra visión sea más aguda, o  porque nuestra altura nos eleve, sino porque somos sostenidos por la estatura de los gigantes sobre los cuales nos apoyamos.» 

Hago relevancia  en  «porque nos sostiene y eleva la estatura de los gigantes sobre los cuales nos apoyamos».  Concretamente hoy nosotros podemos ver más lejos, porque las generaciones pasadas nos lo han permitido, sin ellas nosotros no podríamos ver más cosas ni más lejos. Esto nos tendría que llevar a reconocer y recordar las generaciones de nuestros padres, de nuestros abuelos, en definitiva de todos nuestros antepasados: y ellos han trabajado, se han cansado, han rezado y han esperado por nosotros, para que nosotros hoy estemos aquí.
Permitan que les cuente un recuerdo personal, que puede aclarar mejor  aquello que quiero decir: a la muerte de mi abuela, tenía doce años, encontramos una copia de una carta suya escrita a mi padre -regresando a casa después de cuatro años de guerra- desde un hospital militar en una ciudad del norte de Italia. Es el año de mil novecientos cuarenta y cinco  y mi abuela buscaba otro hijo desaparecido durante la guerra. Llegando a este hospital le confirman que el hijo que estaba buscando había muerto hacía algunos años poco antes de cumplir los veinte años. Mi abuela comunica por medio de aquella carta, la noticia a mi padre y entre otras cosas le escribe: “ esperemos que su hermosa alma haya ido al cielo”. Estas palabras me golpearon profundamente, porque entendí que la fe es algo real no algo mágico. La fe de mi abuela, expresada en estas pocas palabras, era la fe de una campesina que había hecho sólo primaria, pero esas palabras fueron, para mí, como las espaldas del gigante porque me permitió profundizar, evidentemente como adolecente, el discurso sobre la fe. He contado este hecho, porque estoy seguro, que ninguna persona de las precedentes generaciones, no tenga nada que decirnos en nuestros días, por eso, no es justo que caiga en el olvido.

La deuda de agradecimiento con las generaciones pasadas se explica concretamente en el recuerdo: es significativo que en algunos pueblos, se enseña, desde niños, los nombres de sus progenitores para ser memorizados; el olvidarlos significaría cortar aquella relación con aquellos que nos han dado la posibilidad de ver más cosas y más lejos; como afirmaba Bernardo de Chartres. Tenemos pues, una motivación más que válida para no olvidar a Madre Evangelista: esta mujer del  siglo diecisiete, fue un verdadero gigante, porque su experiencia vive actualmente en el Monasterio Cisterciense de la Santa Cruz y ha dado la posibilidad a sus actuales hermanas y fieles que a través de los siglos la han conocido de encaminarse continuamente a la búsqueda de Dios.

El Monasterio de Casarrubios es la demostración tangible de la actualidad de la María Evangelista; esta casa, está viva, como está todavía vivo su recuerdo. Por este monasterio la Madre ha sufrido y rezado, porque tenía la certeza que la fundación era la voluntad de Dios, el Padre Damian Yáñez Neira, describe así los inicios del nuevo cenobio: «si todas las obras de Dios  son selladas por la contradicción, la fundación del Monasterio de Casaburrios del Monte, no fue contra tal principio. Comenzando por su misma fundadora, que fue acusada de visionaria, mentirosa, ilusa, y que no era ni siquiera monja de coro, cuando comunicó a su confesor, el Padre Vivar que, en éxtasis, Dios le había revelado que, con el tiempo, se convertiría en la fundadora y primera abadesa del monasterio de la Orden. Después el pueblo de Casarrubios no quería aceptarla. En el viaje el enemigo llevó el deseo de la fundadora al bordo del precipicio, etc».

Estamos en el año de la Fe, pienso que la nueva evangelización, más que ser explicada, tiene la necesidad de ser contada, entonces es necesario conocer testimonios convincentes que hayan sabido generar la fe en hombres y mujeres de buena voluntad. El ejemplo de ellos nos da fuerzas para creer que el Evangelio, es el don más grande para compartir con cuantos en todo tiempo y en todo lugar se dedican a la búsqueda de Dios; el Único que puede dar una respuesta al por qué de nuestro vivir. Estoy convencido que nuestra Madre Evangelista, es uno de estos testigos y el hecho de que se haya dado el inicio de su Causa, superando más de una dificultad, es la prueba más convincente.
El gran artista Miguel Ángel Bonarroti en una poesía escribe: Se ben col fattor l’opera sua consuona// che colpa vuol giustizia ch’io n’aspetti,// s’ì amo, anz’ardo, e per divin concetti// onoro e stimo ogni gentil persona? (La obra es semejante a su hacedor, y, entonces, ¿por qué tener que sentirme culpable, si amo, si ardo de amor y honro y estimo a cada persona amable, descubriendo en ella la imagen divina?); los santos son la obra mejor lograda de Dios en ellos descubrimos la impronta divina: En toda la vida de la Madre Evangelista, nosotros podemos descubrir la presencia de Dios: sea de joven, que de hermana conversa, sea de monja corista, que de fundadora, ¿por qué no podemos honrarla? Hemos dicho que la vida de los santos es la ejecución armoniosa de la partitura musical de las bienaventuranzas; son los testimonios visibles. La vida de la Madre Evangelista es un continuo ejercicio para seguir dignamente esta partitura musical; sin anticipar la Conclusión de la Causa, y de los testimonios que nos han dado, no podemos decir que esto no haya sucedido en este modo.

En realidad, la Obra de Madre María Evangelista es la de una criatura sencilla, que se siente de modo misterioso y desconcertante, envuelta en el amor de Jesucristo, y que a Él entrega toda su existencia: entra libre y felizmente en un monasterio de clausura cisterciense, para cantar con todo su ser el canto de amor de su vida entera, recibiendo, con el pasar del tiempo, el proyecto que Dios le reserva: todo la recibió como don y ninguna cosa que recibió de Dios la retuvo para ella misma – incluidos los dones extraordinarios- pero de otra parte, los ha dado haciendo de la caridad la fuente de su vida. La Madre Ana de Jesús y María abadesa del monasterio de los santos Joaquín y Ana de Valladolid, en un escrito recoge el testimonio de dos ancianas monjas sobre la Madre Evangelista por ellas conocida: “en general dicen muchas cosas de su gran virtud y santidad y también de su humildad y de su caridad de la cual afirmaban «no tenemos necesidad solamente de hablar sobre la caridad sino también de practicarla. Todo tiene que ser hecho por el Señor, que con tanta bondad, de sus manos, nos ha dado innumerables dones”.

En el capítulo cuarto de la Regla de San Benito, entre los instrumentos de las buenas obras, se afirma que el monje tiene: “que hacerse extraño a las costumbre del mundo”. Este instrumento para el monje es una norma esencial y también general: él es por definición, uno que ha dejado el mundo con todo aquello que gira entorno a él. Afirmar que reflexionar sobre la vida de los santos y divulgar sus testimonios, cercanos o lejanos, sea una pérdida de tiempo cuando existen tantos problemas, me parece una afirmación farisaica para querer esconder que las dificultades, las preocupaciones y las complicaciones tienen que ser afrontadas, no según el criterio de Dios (como lo afirma la existencia de los santos), sino según el criterio del mundo. Entre tantos obstáculos que la Madre Evangelista ha tenido que afrontar y superar podemos elegir uno de tipo personal - el ser recibida en el monasterio como hermana conversa, mientra su deseo era de convertirse en monja corista; y uno de tipo comunitario - los innumerables obstáculos para la fundacion del Monasterio de Casarrubios del Monte-. ¿Cómo ha afrontado la Madre todo esto? con una fe ilimitada en Dios y en su providencia; y a tal propósito me vienen a la mente las palabras de Lucía, uno de los personajes principales de " i promessi sposi" del escritor Italiano Alessandro Manzoni: "dejemos actuar al de arriba, no queréis que Él sepa encontrar el modo de ayudarnos, mejor que lo que podemos hacer nosotros, con todas nuestras astucias?” De aquellas astucias nosotros hacemos muchas, una es precisamente la de afirmar que no tenemos tiempo "para ciertas cosas y ciertas personas" mayores y no nos damos cuenta que, mientras se afirma esto, se comete el mismo error de Marta, mereciendo la misma llamada de atencion por parte de Jesus: "Marta, Marta, tú te preocupas y te agitas por muchas cosas, pero solamente de una tienes necesidad. María eligió la mejor parte, que no se le quitará" (Lc 10, 41-42).

La existencia de la Madre Evangelista es una repetida llamada de atención a vivir los problemas, personales y comunitarios, con una ilimitada confianza en la providencia divina y  no según los criterios del mundo; esto vale principalmente para los monjes, que han entregado la vida en las manos de Aquel, que si a los buenos permite la desventura, les da corazón y fuerza para sostenerla.
Termino recordando las últimas palabras que el  Beato Cardenal Ildelfonso Schuster dejó como recuerdo a los seminaristas de la diócesis y que mi párroco me repetía a menudo, habiendo sido Ordenado  por el Beato Arzobispo de Milán. Son palabras que tendrían que ser siempre meditadas; si bien son del año de mil novecientos cincuenta y cuatro, son todavía hoy actuales: "Vosotros deseáis un recuerdo de mi. No tengo otro recuerdo para dejarles que una invitacion a la santidad. La gente parece que no se deja convencer por nuestra predicación, pero frente a la santidad, la gente todavía cree, todavía se arrodilla y reza. La gente parece que vive en la ignorancia de las realidades sobrenaturales, indiferentes a los problemas de la salvación; pero si un santo auténtico, vivo o muerto, pasa, todos se acercan a su paso. ¿Recuerdan la multitud en torno del ataúd de Don Orione? No os olvidéis que el diablo no tiene miedo de nuestros campos deportivos, ni de nuestros cines, él tiene miedo de nuestra santidad". Creo poder afirmar que el diablo ha tenido miedo de la vida de Madre Evangelista, y ha hecho de todo para hacérnosla olvidar; la Apertura del Proceso sobre las virtudes podría ser el inicio de la derrota del espíritu del mal, porque  «Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar; ni se enciende una lámpara y se pone debajo de una vasija, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa” (Mt 5, 14-16).

Esperemos que el conocimiento de Madre María Evangelista nos ayude a hacer más luminoso el Monasterio de la Santa Cruz de Casarrubios; las Congregaciones Cistercienses de Castilla y de San Bernardo en España, la Orden Cisterciense, la Familia Cisterciense y toda la Iglesia.
A 13 de noviembre 2012, fiesta de todos los santos monjes que han combatido bajo la Regla de San Benito.
P. Pierdomenico  M. Volpi.
Postulador General de la Orden Cisterciense

 
 

CRÓNICA DE LA APERTURA

DEL PROCESO DE BEATIFICACIÓN Y CANONIZACIÓN DE LA M. MARÍA EVANGELISTA
 
 
            El lunes 26 de noviembre del 2012 a las 18’00 horas, tuvo lugar en la Iglesia del Monasterio Cisterciense de la Santa Cruz, la Apertura del Proceso de Beatificación y Canonización de la Fundadora de dicho Monasterio, M. María Evangelista Quintero Malfaz, natural de la Villa de Cigales, Valladolid. Presidió el acto el Excmo. Sr. Arzobispo de Toledo y Primado de España, D. Braulio Rodríguez Plaza. Vino acompañado de los miembros del Tribunal encargados de instruir el Proceso: los M.I. Sres. D. Francisco Javier Hernández Pinto, como Juez Delegado; y D. Rubén Zamora Nava, como Notario actuario, los cuales, junto con el Rev. D. José Luis Martín Fernández-Marcote, Canciller-Secretario General y el Sr. Arzobispo, se sentaron en una mesa en el centro del Presbiterio de la Iglesia. Estuvieron también presentes los miembros de la Comisión de Peritos en Historia: el Rev. D. Juan Pedro Sánchez Gamero; Rev. D. Pedro Pablo Hernández Laín; y el Rev. D. Juan Antonio López Pereira, los cuales ocuparon su lugar a la derecha de la mesa del Tribunal. El P. General de la Orden Cisterciense, Dom Mauro Giuseppe Lepori que nos acompañó en tan importante y gozoso evento; el Postulador General de la Orden, el P. Pierdomenico Volpi, monje Cisterciense del Monasterio de Casamari; la Vicepostuladora, Sor Mª José Pascual, del mismo Monasterio de Casarrubios y la Abadesa y también “actriz” de la Causa se colocaron a la izquierda de la mesa del Tribunal. En los sitiales del Coro se situaron las monjas del Monasterio y en los bancos de la Iglesia el resto de invitados: sacerdotes –tanto de la misma diócesis de Toledo como de fuera de ella- las autoridades y vecinos del pueblo -que quisieron estar a nuestro lado en tan señalado día- y medios de comunicación.

            Se comienza el acto pidiendo la asistencia del Espíritu Santo cantando el Himno “Veni Creator Spiritus”, después del cual, se da lugar a la lectura de la semblanza de la M. Mª Evangelista por la Vicepostuladora de la Causa. Tras ello, el Postulador, dirigiéndose al Sr. Arzobispo le pide “se digne a dar inicio al Proceso Diocesano de Beatificación y Canonización de M. Mª Evangelista Quintero Malfaz”. Ante esto, el Juez Delegado de la Causa le pregunta al Postulador si tiene el nombramiento otorgado por la M. Abadesa del Monasterio. El Postulador afirma y hace entrega de los documentos al Sr. Arzobispo, el cual los examina y entrega al Juez Delegado para que los examine. El Juez Delegado da fe de la acreditación al examinar dichos documentos y el Sr. Arzobispo entonces, reconoce como legítimos los poderes que “acreditan al Rvdo. P. Pierdomenico Volpi O. Cist. Como Postulador de la Causa”, tras lo cual ruega al Sr. Canciller Secretario que dé lectura al Decreto por el cual mandó iniciar la Causa y nombró a los miembros del Tribunal.

            Una vez finalizada la lectura, el Sr. Arzobispo dirigiéndose a los miembros del Tribunal, les consulta si aceptan el cargo para el que han sido designados. Ellos, aceptan. Al aceptar, el Arzobispo les conmina a realizar el juramento de “cumplir cada uno fielmente su cometido”. Empezando por el Sr. Arzobispo y siguiendo los miembros del Tribunal uno por uno, prestan juramento sobre las Santas Escrituras colocadas en la mesa presidencial. Este juramento es firmado en las actas.

            Después, se sigue el mismo procedimiento con los miembros  de la Comisión de Peritos en Historia y Archivística: El Sr. Arzobispo ordena al Canciller que lea el Decreto en el cual fueron nombrados tales peritos, cosa que el Canciller ejecuta, a continuación el Arzobispo les pregunta si están dispuestos a desempeñar con fidelidad  y guardando el debido secreto, tal cargo, cosa que ellos afirman y así, el Sr. Arzobispo les exhorta a realizar el juramento que cada uno de ellos hacen sobre un ejemplar de las Santas Escrituras. Finalizado el juramento de los peritos, el Postulador de la Causa, P. Pierdomenico Volpi es invitado por el Sr. Arzobispo a realizar él también, el juramento “de cumplir fielmente su oficio y evitar cualquier cosa que pueda atentar directa o indirectamente contra la verdad o la justicia”. Y sobre las Sagradas Escrituras, el P. Postulador realiza tal juramento. Tras lo cual y por mandato del Arzobispo, presenta la Lista de Testigos que le entrega aunque comunicándole que se reserva el derecho de presentar otros testigos o de renunciar a algunos de los incluidos en la lista. El Sr. Arzobispo, una vez recibida la Lista se la pasa al Juez Delegado y éste, acepta la lista admitiendo el derecho que el Postulador  se ha arrogado. Sigue el Juez Delegado comunicando dónde queda fijada la sede del Tribunal para interrogar a los testigos, diciendo también los días en que serán los interrogatorios y la hora para ellos, así como exponiendo que la primera sesión será el día 5 de diciembre del presente año y que el primer testigo llamado a declarar será el Rvdo. D. Miguel Ángel Díez-Madroñero Moreno, Capellán del Monasterio de Casarrubios y Párroco del pueblo.

            Con esto, el Sr. Arzobispo comunica que ha concluido la Sesión de Apertura y ruega al Canciller que levante Acta de todo lo realizado y que junto con los documentos y nombramientos, así como junto a las diligencias previas, lo entregue todo al Sr. Notario Actuario. Hecho esto, declara abierto el Proceso diocesano de Beatificación y Canonización de M. María Evangelista Quintero Malfaz.

            El Canciller-Secretario para el Acta a cada  uno de los miembros del Tribunal, quienes firman y sellan. Seguidamente entrega todo al Notario Actuario, el cual declara haber recibido del Canciller-Secretario todos los documentos prescritos. Firma y sella tal declaración.

            El acto termina con las amables palabras del Sr. Arzobispo a los que han acudido a la Apertura del Proceso e impartiendo la bendición.

            Ya finalizada en la Iglesia la Sesión de Apertura, todos los fieles, con el Sr. Arzobispo a la cabeza, bajamos a la Sala Capitular del Monasterio donde está enterrada la M. María Evangelista[1]. Allí, rezamos la oración propia para implorar la intercesión de la M. Fundadora. Tras lo cual, se invita a todos los presentes a compartir un piscolabis para celebrar el comienzo del Proceso con la ilusión y la esperanza de que la M. María Evangelista -su vida, ejemplos y virtudes- sea un día un modelo seguro a seguir por todos los que buscan una luz en el camino que les ayude a seguir a Cristo con radicalidad y perseverar hasta el fin.
Hna. Marina


[1] El viernes 27 de noviembre de 1648,  a los 57 años de edad, fallece la M. Mª Evangelista. A petición del pueblo, su cuerpo estuvo dos días expuesto en el coro. Pasados cinco años, el 21 de octubre de 1653, sus hijas abrieron su sepultura que estaba en la Sala Capitular, con esperanza de que Dios hubiera preservado su cuerpo de la corrupción como ya le había manifestado el Señor en vida a la Madre Evangelista. La alegría de las monjas fue inmensa, pues, en efecto, la encontraron como recién enterrada. Su cuerpo fue expuesto a la veneración pública.
                Durante la primera mitad del siglo XX y hasta el fin de las obras de reconstrucción del Monasterio, el féretro con el cuerpo de la M. Mª Evangelista estuvo en una urna de cristal incrustada en el muro de la antigua Sala Capitular. Durante la Guerra Civil (1936-1939), las monjas tuvieron que salir del Monasterio pues fue ocupado por los milicianos, que sacaron el cuerpo de la Madre y lo destaparon dejándolo al aire, por lo que su  cuerpo sufrió el consiguiente deterioro.
                En el transcurso de las obras de reconstrucción del Monasterio (1962-1964), el féretro fue conservado en la Iglesia parroquial del pueblo. En este tiempo se encargo hacer un nuevo ataúd de madera donde se colocó el féretro original. En 1964, al finalizar las obras, trajeron en procesión el nuevo féretro de la Madre desde la Parroquia hasta el Monasterio y permaneció unos días en una sala hasta que fue depositado en una fosa de ladrillo realizada en el pavimento de la actual Sala Capitular. Se le puso una lápida de piedra encima y así permanece en la actualidad.
                A lo largo de la primera mitad del siglo XX, son varias las monjas que todavía viven, las que recuerdan haber visto el cuerpo de  la M. Mª Evangelista incorrupto.

23 noviembre 2012

TESTIMONIO

DE LA JOVEN TRANSCRIPTORA DE LOS ESCRITOS DE MADRE MARÍA EVANGELISTA

DIBUJO EN PLACA DE METAL DEL SIGLO XVII
 Se me pide que realice una breve declaración exponiendo mi opinión acerca de la vida espiritual y virtudes de la Madre María Evangelista, monja cisterciense. Cuanto yo diga en esta breve exposición es un pobre esbozo del eco que en mí ha dejado la lectura de los manuscritos del Monasterio de la Santa Cruz que hablan sobre la Madre, tanto de quienes las conocieron en vida, como de quienes, posteriormente, escribieron sobre ella, así como de los diarios de oración dictados por la Madre a su confesor. Mis palabras inevitablemente han de ser parcas e insuficientes ante la finura espiritual escondida en estos escritos. Bástense ellos mismos para manifestar la profundidad que atesoran.

Quede mi opinión, pues, supeditada ante estos manuscritos. Sus autores conocieron a la Madre, atendieron su alma y estimaron hondamente su profunda vida espiritual y trato personal con Dios. Sean, pues, ellos los mejores mentores, y el legado que nos han dejado objeto de nuestro estudio y aprecio.
Es a través de estos documentos por los que he entrado en contacto con la vida espiritual de la Madre María Evangelista. Se trata de manuscritos de los siglos XVII y XVIII, escritos por coetáneos que la conocieron personalmente y quienes, tras su muerte, escribieron sobre ella, atendiendo a la fama que tenía por su santidad y virtudes.

A nuestros días han llegado testimonios y cartas de quienes convivieron con ella en el monasterio de San Joaquín y Santa Ana de Valladolid, así como en el monasterio de la Santa Cruz de Casarrubios del Monte, fundado por ella. Siendo estos testimonios de suma importancia, aún más trascendentes son los manuscritos escritos o dictados por ella, que reflejan la hondura de su vida espiritual y trato personal con Dios.
En esos testimonios y cartas, los testigos que la conocieron escriben y dan fe de sus virtudes, de los dones naturales y sobrenaturales con que la dotó Dios, así como de los diversos hechos prodigiosos que acreditan haber presenciado junto a ella. Todo lo cual hizo que gozara de fama de santidad en vida y que fuera muy conocida y estimada en su tiempo, trascendiendo incluso de los muros de los monasterios donde vivió. De estos testimonios primeros nació la incipiente herencia espiritual transmitida a las siguientes generaciones de monjas del monasterio de la Santa Cruz y que llegó hasta nuestros días.

La doctrina espiritual que custodian estos manuscritos merece especial atención, dado lo novedoso de su contenido y la sutileza de su exposición. No es de extrañar que en su tiempo produjera no pocas controversias.
El fundamento de la doctrina de estos documentos se infiere de ellos mismos, siendo así que en nada desdice al Magisterio de la Iglesia.  Lo acredita, a su vez, el asenso de religiosos y personas doctas coetáneas ratificando su valía, así como el interés que estos escritos despertaron en varios amanuenses, que asumieron la costosa tarea de trasladarlos, evitando así que se perdieran sus valiosas enseñanzas por deterioro de los originales. Es obligado encomiar la exquisita fidelidad del trabajo de estos copistas, así como la humilde disposición con que trasladaron estos escritos, esperando que la Iglesia, en el tiempo que Dios dispusiera, dictaminara sobre ellos y estimara sacar a la luz la doctrina aquí revelada para conocimiento del pueblo de Dios. Gracias a estas copias es posible en la actualidad acceder fácilmente a la herencia espiritual dejada por la Madre María Evangelista, dado que los originales ofrecen alguna dificultad por la complejidad de la caligrafía del padre Vivar, y, sobre todo, la de la propia Madre.

Estas experiencias espirituales son las que merecen especial atención. Engloban un amplio abanico de temas: su vida de cruz interior, tentaciones del demonio, comunicación con almas del purgatorio, así como con santos y ángeles protectores, doctrina sobre los ángeles, el cielo, el infierno y el purgatorio, así como revelaciones de la vida de Cristo y el misterio de su pasión y redención. Es el Señor quien le desvela todos estos misterios en su alma.
Usualmente estas vivencias transcurren en un diálogo diario que la Madre María Evangelista mantiene con el Señor en los distintos momentos de la oración conventual, y que traslada hablando en primera persona, bien por su propia mano, bien, las más de las veces, dictando a su confesor. En este diálogo espiritual la Madre pregunta, de forma directa y simple, y el Señor responde argumentando con prodigalidad sus enseñanzas, siempre con un lenguaje sencillo y coloquial. De esta manera va revelando a la Madre misterios de fe, comunicándole gracias y misericordias, e instruyéndola en el camino de cruz que ha dispuesto para ella. En ocasiones, las respuestas pueden parecer novedosas y sorprender en una primera lectura somera; sin embargo, profundizando en ellas y abriéndose a la luz que encierran, es posible descubrir el verdadero cariz que atesoran estas revelaciones.

Uno de los copistas de estos manuscritos infiere que, en ocasiones, es el confesor el que propone a la Madre las preguntas que ha de hacer al Señor, planteándole dudas de fe, cuestiones sobre la Sagrada Escritura o aclaraciones sobre alguna revelación previa que ofreciera alguna sospecha de incoherencia.
La excepcionalidad de esta obra merece ser estudiada con cuidado por lo inusual de su contenido. No se trata de un tratado de carácter dogmático, ni un compendio de consejos espirituales de la Madre hacia sus hijas, ni tan siquiera es una exposición detallada de su vida espiritual interior. En su forma predominante se puede decir que la obra gira en torno a un diálogo, coloquial y sencillo, que la Madre mantiene con el Señor diariamente en la oración y, en ocasiones, fuera de ella. A través de estas locuciones interiores, el Señor se va comunicando a su alma, tratándola, en todo momento, con llaneza, como a hija muy querida.

El hilo conductor de la espiritualidad de la Madre es su identificación con la cruz de Cristo, haciendo que su vida sea un reflejo vivo de la cruz y estando crucificada en ella. Así se lo desvela el Señor en numerosas ocasiones: quiere hacer de ella un vivo retrato suyo, haciendo que su camino sea el de la cruz.
Notables y dignas de crédito debieron ser estas experiencias para que así lo apreciara su confesor, el padre Vivar, hombre docto en ciencia y espíritu, que, en un ímprobo y meticuloso trabajo, copió lo que la Madre le dictaba a diario durante horas en el confesionario, refiriendo las locuciones recibidas en la oración de cada día. Se conservan diversos manuscritos relativos a esta materia, así como libros encuadernados, copias de los anteriores, que se hicieron posteriormente, prueba de la estima y valor que se dio a estas revelaciones. La capacitación intelectual y espiritual del padre Vivar, la de sus otros confesores y de los amanuenses posteriores, se puede intuir y apreciar a la vista de la calidad ortográfica y caligráfica de sus escritos, el conocimiento del latín, así como por las anotaciones que escriben al margen en los manuscritos, prueba de la sólida formación que todos ellos tenían en las Escrituras y de los Padres de la Iglesia.

Aunque todavía no se ha leído y transcrito la totalidad de los escritos de la Madre Evangelista, la parcela de documentos conocidos abarca las siguientes temáticas:

-         Misericordias comunicadas por el Señor. Mediante un diálogo personal en la oración diaria, Dios le comunica la doctrina de la cruz interior, que es la raíz de la que se nutre su espiritualidad y de donde brotan las enseñanzas y dones con que Dios la colmó.
-         Revelaciones sobre diversos libros bíblicos. Sigue el mismo esquema anterior de preguntas y respuestas. Por un lado están las revelaciones sobre el libro del Génesis (del que constan dos copias del original), amén de un pequeño documento con revelaciones sobre el Éxodo, ambos escritos por el padre Vivar. De momento no se han hallado más comentarios de otros libros bíblicos.
-         Revelaciones sobre las vidas y martirios de diversos santos, entre ellos, los 72 discípulos que acompañaron al Señor. El Señor le revela diversos datos de la vida de estos santos y mártires: lugar de nacimiento, familia, dónde evangelizaron, así como el día en que sufrieron martirio y la forma del mismo. En ocasiones mantiene diálogos espirituales con sus santos patronos protectores, así como con sus ángeles custodios.
-         Revelaciones sobre el sepulcro de San Hieroteo, obispo de Segovia. En su tiempo estas revelaciones causaron gran polémica entre diversos cargos eclesiásticos, provocando que los escritos de la Madre fueran objeto de disputa y persecución. Es un tema aún ignoto en su totalidad, por no haber sido transcritos todos los documentos que versan sobre el tema. Estas revelaciones están diseminadas por distintos manuscritos.

Hasta aquí, estas son las materias de los manuscritos leídos y transcritos en la actualidad, por lo que no se puede descartar que pudieran surgir otras facetas desconocidas en otros documentos.
Para finalizar, copio algunas palabras de don José Rodrigo, principal copista que trasladó parte sustancial de los manuscritos de Madre Evangelista, y que hallamos en el prólogo de su libro titulado: “Obras de la Venerable Madre María Evangelista. Sobre el Génesis”. Hombre instruido y prudente, justifica los motivos que le impelieron a emplear tiempo y esfuerzo en la ímproba tarea de trasladar estos escritos. Omitiendo emitir juicio alguno, se limita a expresar su esperanza de que algún día la Iglesia los considere y dictamine sobre los mismos.
Así, sobre estos escritos dice que no le corresponde a él saber cuándo verán la luz,
que eso sucederá cuando Dios nuestro Señor fuere servido, y por el medio, tiempo y circunstancias que Su Majestad tiene determinado.
Sigue diciendo:
Lo grande, lo espiritual y admirable que contienen estos escritos, ellos mismos lo dirán a quien atento, devoto y deseoso de su aprovechamiento los leyere. Que es la prueba real de la bondad de la luz los mismos efectos que causa, si los ojos que la registran no están enfermos o ciegos, porque si están enfermos no solo no alumbran ni muestran, sino que antes dañan, cansan y hacen huir; y si están ciegos, como no ven, ni la estiman, aprecian, ni alaban, ni la luz es de ningún efecto, bueno ni malo. El dictamen del padre Vivar de estos escritos (que es testigo de la mayor excepción y a quien Dios tenía con potestad de llaves para registrar todo su corazón) es que son de buen espíritu. Hartas experiencias haría y, cuando prorrumpió en su defensa, todas las virtudes tocaría con la piedra de toque donde descubrieron el oro fino de sus entrañas.
Continúa:
Cuya noticia de vida fío de nuestro Señor saldrá algún día a la luz cuando Su Majestad sea servido, que no es creíble deje de embeber gran misterio este silencio donde no cabe el olvido, y en quien no suele obrar estas maravillas sin muy altos fines encaminados al bien de su Iglesia, que somos todos sus fieles.

Y finalizo haciéndome eco de su mismo deseo:
Fiamos de Dios que algún día tendrá la noticia pública este tesoro ahora escondido en el campo fértil de la Iglesia, pues todo se conserva en las congregaciones fidelísimas y santas de estos monasterios para los fines que solo Su Majestad sabe.

22 noviembre 2012

DEJÓ RICA HERENCIA ESPIRITUAL

MADRE MARÍA EVANGELISTA FUNDADORA DEL MONASTERIO CISTERCIENSE DE CASARRUBIOS DEL MONTE
A la derecha la M. Abadesa actual del Monasterio de Santa Ana de Valladolid
y a de Casarrubios del Monte.
A la izquierda, también  monjas de las dos monasterios de M. María Evangelista.
Este es el nuevo lugar donde descansan sus restos, justo delante del Coro
 donde se siguen cantando
 las alabanzas divinas y donde ella deseaba pasar su vida.
Está claro el simbolismo.  
A GRANDES RASGOS:
María Evangelista Quintero Malfaz nació en Cigales (Valladolid) el 6 de enero de 1591. Formada en sólida piedad, en 1608 ingresó en el Monasterio de Santa Ana de Valladolid, cuna de la Reforma Recoleta Cisterciense española. Por razones incomprensibles, pero sin duda providenciales, se le impuso el hábito de hermana lega el 10 de mayo de 1609, profesando como tal en 1610. Tras años de oposición por parte de sus superiores, profesó como monja de coro en 1627.
                                                                   
Comenzó a relacionarse con un matrimonio que deseaba emplear su hacienda en una obra piadosa fundando una capellanía. La Madre, guiada por inspiración divina, les sugirió la fundación de un monasterio cisterciense en Casarrubios del Monte (Toledo). Hacia allí se dirigió con otras dos monjas el 25 de octubre de 1634, poniendo los cimientos del Monasterio de la Santa Cruz y no sin antes vencer la fuerte oposición de las gentes de la villa.
                                                     
Allí se entregó de lleno a secundar los planes de Dios en su alma, siendo un auténtico modelo de toda virtud, una verdadera madre para las monjas, llena de ternura y delicadeza, que las arrastraba con su ejemplo y las animaba a vivir en hondura su consagración a Dios. Fue un alma enamorada de Cristo, mereciendo la gracia de ser distinguida con los estigmas de la pasión. En más de una ocasión tuvo la dicha de recibir la comunión de manera milagrosa, cuando no podía recibirla directamente de manos del sacerdote.
                                                                 
Falleció santamente el 27 de noviembre de 1648 en el Monasterio de la Santa Cruz de Casarrubios del Monte, dejando tras de sí una estela luminosa de grandes virtudes. Cinco años más tarde, se encontró incorrupto su cuerpo. Por su mediación se han obtenido numerosos favores, tanto en vida como después de muerta.

  
DEJÓ UNA RICA HERENCIA ESPIRITUAL
 EN SUS ESCRITOS

           Algunas frases: 

 “Dios enseñaba a mi alma cómo no había virtud sino la que en la cruz se desprendía, ni había verdad sino en esta verdad, y cómo todo género de oración que no lleva este blanco es sospechosa, por ir fuera de la verdad, que es la cruz”.
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“Pues si es gusto de Dios, ¿para qué quiero otra cosa sin Él o qué descanso hay sin gusto de Dios? Y, aunque quiera otra cosa, no lo he de poder evitar; luego, mejor me está padecer con gusto de Dios que descansar sin Él y con mi gusto”.
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“Y enseñando a mi alma a confiar en su bondad y a tener fe en lo que otras veces –muchas- me había dicho: que yo cuidase de sí, que Su Majestad cuidaría de mí, y no dejaría de guiar mis pasos y cuidaría de mis cosas

                                                                            
 REVELACIONES QUE EL SEÑOR MANIFESTÓ
A LA MADRE MARÍA EVANGELISTA

-“Si, en cuanto hombre, no pudiera estar más de en un lugar, dejara de estar en el trono de majestad que tengo en el Cielo por no dejar de estar en la cruz. Que el alma que está en cruz por mí me lleva todo tras sí”.

-“María, Yo soy pureza y verdad, y si no es en la verdad y pureza no me hallaréis”.

-“Y así, María, en lo que hace el hombre ventaja al ángel es en que es capaz de padecer el hombre y el ángel no, y esto debe estimar el hombre”.

-“La cruz, en cuanto se vive, siempre es manjar de vida al hombre”.

-“No hay cosa que más mis caminos perfeccionen, que es que el que camina por ellos se conozca a sí”.

-“No será engañada el alma que en cruz viviere, porque la cruz tiene por propiedad de dar luz y la cruz es verdad”.

-“No puedo Yo dejar de estar en el alma que en verdad me busca”.


 
-“El que come mi pan vivirá para siempre y en esta vida tendrá principio la que durará eternamente”.