04 agosto 2013

Testimonios: D. Ignacio Palacios Blanco y D. Fernando Palacios Blanco

D. Ignacio Palacios
Sacerdote de la Archidiócesis de Toledo (España)
Párroco de la Iglesia de Santa María Madre de la Iglesia
Profesor de filosofía den el Centro de Estudios Teológicos San Ildefonso, de Toledo
 
         En una visita al monasterio de las monjas Cistercienses de Casarrubios del Monte (Toledo), oí hablar por primera vez acerca de la Madre maría Evangelista. Me impresionó en primer lugar, que habiendo trascurrido tanto tiempo desde su muerte, siguiera gozando de la devoción y confianza de tantas personas, no sólo en el monasterio en el que vivió como religiosa, sino también de tantos otros vecinos de la zona que en el seno de sus familias habían recibido el testimonio de su vida, y a ella se encomendaban. 

         Lo que más llamó mi atención al conocer la figura de la Madre maría Evangelista, fue el ejemplo de su vida entregada a las tareas más humildes del monasterio. Habiéndola elegido el Señor para una tarea sencilla quiso mostrar cómo esa vida de oración y servicio a Dios en la vida comunitaria, le agradaba de manera especialísima. Como prueba de la bendición de Dios hacia ella, el Señor la quiso colmar de multitud de sus dones. A las gracias mística que recibió la Madre, se unía una vivencia alegre de lo que constituye el alma y esencia de la vida cristiana: la caridad. 

         Para la Madre María Evangelista la entrega de amor a Dios, se traducía en una entrega de amor al prójimo. Su delicadeza y afabilidad en el trato contribuyeron a la edificación de la vida de comunidad del monasterio en el que Dios la había puesto. En seguida esas virtudes traspasaron las paredes del monasterio, llegando su ejemplo a cuantas personas se acercaban al monasterio y tenían ocasión de conocerla. 

         Su fama de santidad traspasó además los límites del tiempo. Su vida ha servido de estímulo en la entrega delicada, fiel, y silenciosa de tantas monjas cistercienses que la han conocido a través del testimonio de las generaciones que las han precedido. Su  ejemplo nos ayuda a percibir la centralidad que el encuentro con Cristo tiene en el camino de unión con Dios, al que está llamado todo cristiano. Su vida pone de manifiesto cómo de esa unión esponsal con Cristo, brota toda la fecundidad espiritual de la entrega a Dios y a la Iglesia. 

         Pido a Dios, que el proceso de la Madre Evangelista ayude y estimule a muchas personas en su encuentro y entrega a dios, de manera especial en la vida contemplativa. Que la intercesión de la madre María Evangelista contribuya también a la renovación en su consagración a Dios de tantas religiosas contemplativas que, en el silencio de sus monasterios, oran sin interrupción por la salvación y las necesidades del mundo.
  D. Fernando Palacios Blanco
                                                       
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D. Fernando Palacios Blanco
 
Sacerdote de la Archidiócesis de Toledo (España)
Estudiante de Doctorado en Derecho Canónico
Pontificio Colegio Español de Roma

       Habiendo tenido  noticia de que se ha incoado la apertura del proceso de beatificación de la Madre María Evangelista,  quisiera por medio de esta carta ayudar para que dicho proceso se pueda lleva felizmente a su término, y podemos ver muy pronto en los altares a esta monja cisterciense. Habiendo vivido a caballo de los siglos XVI y XVII, su testimonio nos ha llegado, por así decirlo, fresco y de primera mano, a través de las monjas cistercienses del Monasterio de Casarrubios del Monte, donde vivió. 
         El testimonio de sus virtudes, principalmente su vida de piedad, la obediencia vivida en el seno de la Orden a la que perteneció, y la caridad sin límites hacia propios y extraños, han hecho que su fama de santidad se extienda hoy a varios monasterios de la Orden Cisterciense así como a gran número de fieles, a pesar del largo lapso de tiempo transcurrido desde su muerte. 

         Espero  que el reconocimiento de la santidad de vida de la Madre María Evangelista, ayude a una vivencia renovada de su consagración religiosa a muchas monjas contemplativas, de manera especial a las pertenecientes a la Orden Cisterciense. Pido a Dios que la ayuda e intercesión de la Madre María Evangelista abra el corazón de muchos fieles al conocimiento y entrega a Dios, y les sirva de estímulo en el camino de su propia santificación e identificación con Cristo.
D. Fernando Palacios Blanco